Tradicionalmente, el negocio de la banca ha consistido en obtener recursos de la economía, principalmente depósitos, para poder financiar las actividades productivas dentro de un país.
Con el estallido de la crisis financiera mundial y la crisis inmobiliaria en España, gran parte de las entidades financieras españolas se han quedado en sus balances activos inmobiliarios cuyo valor de mercado está muy por debajo de su valor contable. Todo ello ha provocado una crisis de confianza en el sector financiero que ha cortado la financiación mayorista existente, el mercado interbancario.
Para ayudar a la banca a financiarse, desde los comienzos de la crisis financiera el Banco Central Europeo presta a la banca dinero al tipo de interés 1-1.25% a cambio de un colateral (activo que tienen los bancos en sus balances) que tiene una calidad crediticia mínima. De esta forma, los bancos puedan comprar deuda pública por ejemplo de España a una rentabilidad mayor del 5%. Esta técnica se conoce como “carry trade bancario” y ha permitido a los bancos ampliar su margen de intereses, mejorando su cuenta de resultados.
Pero esta técnica impide que los bancos desempeñen su función económica, acudiendo al mercado interbancario para financiarse y concediendo crédito a la economía para permitir que particulares y empresas inviertan.
Ahora bien, estas inyecciones de liquidez las hizo el BCE en 2009 con el objetivo de que la banca fuera saneando sus balances restableciendo la confianza y la banca disminuyera su dependencia del BCE.
¿Qué ha pasado hasta ahora?
Pues no sólo que la banca española no ha saneado sus balances para aumentar la transparencia y mejorar la confianza en el sistema, sino que la compra de deuda pública no ha cesado y las entidades financieras españolas acumulan gran cantidad de ésta en sus balances fruto del “carry trade bancario”.
Por lo tanto, esto ha provocado que la banca pase a tener un nuevo riesgo de crédito en sus balances debido a la actual crisis de deuda pública, sin haber resuelto los anteriores riesgos.
¿La solución?
La difícil solución pasaría porque la banca reflejara el auténtico valor de sus activos inmobiliarios asumiendo pérdidas y se recapitalizara posteriormente para poder empezar a reactivar el crédito a los particulares y empresas.
Mientras, el estado debería iría reduciendo su déficit, recurriendo en ocasiones al BCE para apoyar sus emisiones de deuda.
Con esta estrategia, que necesita del apoyo del BCE, se iría restableciendo la confianza, permitiendo disminuir la prima pagada por la deuda pública a la vez que restableciendo el crédito en la economía.
¿La solución propuesta?
En la cumbre europea celebrada en Bruselas a principio de diciembre de 2011, el BCE ha definido nuevos préstamos al 1% a tres años a la banca. Los Gobiernos podrían verse tentados de forzar a los bancos a comprar sus bonos, realizando otra vez “carry trade”.
Esperemos que cunda la razón y todas las instituciones vuelvan a desempeñar su papel. El banco central actúe de garante último del sistema financiero, el estado no sustituya a las empresas y la banca financie la inversión productiva.
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