Toda transformación implica unos cambios. En ocasiones, cuando analizamos un hecho o una realidad, sólo tenemos en cuenta los efectos que esa realidad tiene en nosotros. Observamos los cambios desde un punto de vista personal y no global.
Esto también aplica al análisis de las transformaciones a las que ha dado lugar el capitalismo y el libre mercado. Por ejemplo es muy normal ver gente disfrutando de los vuelos lowcost o de productos de Ikea, mientras por otra parte se quejan de la deslocalización, de las reducción de personal o de las privatizaciones. El caso más grave sería gente que compra productos fabricados en China y luego critica la deslocalización de la producción llevada a cabo por la mayoría de multinacionales del sector retail.
Es necesario tener claro que si el capitalismo y la globalización han producido cambios y beneficios en la parte de la demanda (precios más bajo, mayor oferta de productos y servicios, accesibilidad a servicios que hace años eran impensables) es porque a la vez se han producido transformaciones en la oferta productiva ( a veces con un coste social) que han permitido dichos cambios.
La liberalización del sector de las telecomunicaciones en España adaptando la directiva europea, con la consiguiente transformación de la plantilla de las telcos que tenían el monopolio estatal, ha permitido que tengamos cada vez mejores servicios a un menor coste. Hace quince años todavía teníamos teléfonos analógicos y pagábamos una factura considerable sólo por disfrutar de llamadas de voz. Ahora pagamos menos que antes y tenemos tarifa plana de voz e Internet. Ello ha sido posible gracias a introducir la competencia en el sector, impulsando a las compañías a ofrecer productos cada vez más novedosos y económicos gracias a la transformación total de sus procesos productivos.
El caso de las compañías aéreas es parecido. Hace años había muy pocas compañías a nivel nacional que disfrutaban de un total control del mercado. Con la liberalización del sector, se amplió la oferta de compañías y vuelos, permitiendo a muchos españoles viajar a lugares antes imposibles. Esto se consiguió adaptando la estructura de personal de la plantilla y mejorando los procesos de la misma (introduciendo la venta on-line, automatizando el flujo de información en la empresa, etc.)
Por lo tanto, es necesario que cuando analizamos y cuestionamos ciertas transformaciones llevadas a cabo por empresas, seamos conscientes que teóricamente es para ofrecer un mejor y más económico producto a los consumidores. Y es necesario que seamos conscientes de que la única manera de aumentar nuestro bienestar es gracias a la mejora de la productividad. Y ésta viene de la mejora del factor humano y tecnológico.
PD: Este artículo se lo dedico a mi amigo Higinio, gran crítico del capitalismo y amante de IKEA y Decathlon!
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