Diversificación. Hipótesis arriesgadas

Existen diversas técnicas de cobertura para limitar o reducir el riesgo al que se enfrentan las organizaciones o particulares en sus inversiones.

Cuando tenemos una inversión en acciones u otros activos nos enfrentamos al riesgo de mercado. Es el riesgo de que el precio de la acción sufra bajadas y provoque pérdidas por minusvalías al inversor.

A la hora de analizar las acciones, se suelen utilizar dos parámetros. El rendimiento esperado, que corresponde con el rendimiento que un individuo espera que gane la acción en un período y la varianza, que es una forma de estimar la volatilidad del valor, es decir su desviación con respecto al valor esperado. Los individuos tienen una preferencia de rendimientos y varianzas, de forma que cuanto más riesgo (varianza) van a aceptar, más rendimiento esperarán a cambio.

Una de las técnicas de cobertura utilizas por los inversores para gestionar el riesgo de mercado en la inversión de acciones es la diversificación. La teoría de carteras dice que cuando seleccionamos un portafolio de valores, el riesgo del portafolio es equivalente a la suma de los varianzas de cada uno de los valores más la covarianza entre cada uno de los valores.  La covarianza entre dos valores depende de la correlación de los mismos. Por lo tanto si la correlación entre cada par de valores es negativa, el riesgo del portafolio habrá disminuido y habremos mejorado el riesgo al que nos enfrentábamos con cada una de las acciones por sí solas.

Por ejemplo, en una cartera compuesta por dos activos, el riesgo sería:

\sigma_{p}^{2} = W_{a}\sigma_{a}^{2}+W_{b}\sigma_{b}^{2}+2W_{a}W_{b}\sigma_{ab}

donde W_{x} es el peso de cada activo en la cartera, \sigma_{x} las varianzas de los activos y \sigma_{ab} la covarianza de los activos.

Este resultado es un clásico de la teoría de inversiones, pero funciona bien si escogemos acciones que no estén correlacionadas. Es decir, que mientras uno sube de valor el otro baja. Algunos teóricos van más allá y dicen que el propio mercado a través de la diversificación protege al inversor frente a pérdidas. Pero cuidado, para estimar la correlación entre dos valores nos basamos en históricos. Y el pasado poco dice del futuro. Si al final, en el período en el que tenemos nuestra inversión en el portafolio los valores están correlacionados, no obtendríamos beneficio por la diversificación.

En la última gran crisis financiera, se ha cargado con frecuencia contra los modelos matemáticos de inversiones y gestión del riesgo. Lo malo no son los modelos, sino el uso que se hace de ellos y las hipótesis en las que se basan. Hemos visto como la hipótesis de correlación negativa entre cada par de valores es a veces asumida con demasiada facilidad provocando una falsa creencia de disminución del riesgo.

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