Inauguramos está sección dedicada al riesgo financiero. Y para ello, que mejor que dar una introducción a la gestión de riesgos financieros.
La gestión de riesgos financieros trata de crear valor en una empresa o particular utilizando instrumentos financieros para gestionar la exposición al riesgo financiero. Entre las fuentes de riesgo financiero podríamos destacar:
- Riesgo de crédito (default risk): Riesgo asociado a que un prestatario no afronte los pagos comprometidos.
- Riesgo de mercado: Riesgo de que el precio de un activo sufra bajadas debido a un cambio en los siguientes factores: precio de las acciones, tipos de interés, tipos de cambio y precio de materias primas o commodities.
- Riesgo de liquidez: Riesgo de que un activo no pueda ser liquidado de una forma rápida y efectiva.
- Riesgo operacional: Riesgo provocado para la empresa por su funcionamiento interno (IT, legal).
Por lo tanto la gestión de riesgos va un paso más de la valoración de activos y se encarga de estudiar la potencial variación de la valoración de los activos e intentar gestionarla.
Por ejemplo, si un particular ha comprado deuda pública española, estaría sometido al riesgo de crédito, es decir que el estado español no hiciera frente al pago de los intereses y del principal acordado y al riesgo de liquidez, es decir que si el particular quiere vender la deuda antes del vencimiento, no pudiera venderla eficientemente.
Para poder gestionar el riesgo de crédito, el particular podría contratar un credit default swap, que es un seguro contra el impago de la deuda en el que el particular realiza una serie de pagos periódicos al vendedor y a cambio recibe de éste una cantidad de dinero en caso de que el título de deuda sea impagado.
Por lo tanto, la gestión del riesgo financiero consiste en la identificación, medición y evaluación de los anteriores riesgos que afectan a nuestra organización y la definición e implantación de una estrategia para gestionarlo bien sea aceptándolo, transfiriéndolo, mitigándolo o cubriéndolo.
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